Está claro que el apoyo de EH Bildu a los Presupuestos Generales del Estado para 2021 tenía un precio.
El peaje a pagar por parte de Pedro Sánchez es un auténtico guantazo en todo el rostro de las víctimas de ETA.
El goteo de acercamientos y excarcelaciones de presos etarras es incesante. Que el otrora aclamado juez Grande-Marlaska sea la mano pagadora del precio que cuesta el pacto del PSOE con Bildu no hace más que añadir evidencias a la pérdida de escrúpulos y de memoria de los progres españoles y de ese entramado de cadenas de televisión, tertulianos de plantilla y medios que, sumisos a La Moncloa, se callan para recibir publicidad institucional y ayuda.
Los socialistas siempre buscan ser juzgados por lo que dicen, pero no por lo que hacen, porque lo que están haciendo con los actuales líderes del proyecto de ETA cumple aquello que pronosticó la madre de Joseba Pagazaurtundúa: harán cosas que helarán la sangre.
El descaro de Otegi cuando pide a los presos de ETA que militen en EH Bildu o anuncia que pactan con el PSOE para «democratizar el Estado» es una repulsiva consecuencia de la legitimación de los proetarras por el Gobierno de Sánchez. Aquí no hay PSOE ni ministros moderados. Todos tragan lo que haga falta para conservar el sillón y los privilegios.
Y es que la excarcelación del sanguinario Antonio Troitiño es la guinda que le faltaba al pastel de la ignominia.
Salvo el huido De Juana Chaos, la salida de prisión de este etarra significa que el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos han puesto en la calle al último de los miembros del ‘Comando Madrid’.
Y no es cosa menor este asunto, por mucho que los medios progresistas intenten silenciar este hecho, Sánchez e Iglesias se han apresurado a hacer un regalazo a los abertzales en modo de liberación ‘humanitaria’ de Troitiño
Los miembros de este comando, Santi Potros, Idoia López Riaño (‘La Tigresa’), Iñaki de Juana Chaos, Soares Gamboa, Inés del Río, Esteban Esteban Nieto y Antonio Troitiño tienen a sus espaldas nada más y nada menos que 80 asesinatos.
Precisamente, el Ejecutivo de Sánchez ha estado muy ‘hábil’ a la hora de darle la suelta a ciertos etarras de este comando que aún permanecían en prisión. Otro ejemplo fue la libertad de Santiago Arrozpide Sarasola (‘Santi Potros’) abandonó la cárcel de Topas (Salamanca) en agosto de 2018.
Lo cierto es que con Troitiño llueve sobre mojado porque el Gobierno PSOE-Podemos autorizó ya en octubre de 2020, su traslado desde la prisión de Estremera (Madrid) a la de Soria, como parte de la política de acercamiento de presos que ejecutan, para mantener contentos a sus socios de Bildu y el PNV.
El Gobierno Sánchez aprovechó aquella ocasión para ‘flexibilizar’ el primer grado penitenciario en el que se encontraba el terrorista, pero no le concedió el tercer grado como pretendían sus abogados.
Lo han hecho ahora, utilizando a la Audiencia Nacional.
La decisión significa la excarcelación inmediata del sanguinario etarra, autor de 22 asesinatos, entre ellos los de 12 guardias civiles en el atentado de la plaza de la República Dominicana en 1986 en una de las zonas más concurridas de Madrid.
Eso implica que Troitiño, que fue condenado a más de 2.700 años de prisión por los atentados en los que participó -muchos de ellos junto a José Ignacio de Juana Chaos en el «comando Madrid»- sale a la calle ya.
No es la primera vez que lo hace este etarra. En 2011 ya se benefició de la «doctrina Parot» tras cumplir 24 años de pena.
Arrestado en 2014 y tras un complejo rifirrafe entre los dos países finalmente fue extraditado a España, donde va a disfrutar de la vida y es posible que reciba una generosa pensión mensual, pagada por los contribuyentes españoles.
Actualmente cumplía una pena de seis años por integración en organización terrorista que acaba en noviembre de 2022.
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