La banda terrorista ETA ha cometido 13 atentados en Castilla y León desde el inicio de la etapa democrática, que cobraron la vida de dos militares y un guardia civil. El primero de los actos terroristas tuvo lugar el 1 de julio de 1979 en la capital leonesa y el último en la ciudad de Burgos, que ha sufrido cuatro ataques, aunque la capital leonesa ha sido la que más vidas ha llorado, en concreto, dos, mientras en Salamanca falleció la tercera víctima mortal del grupo armado.
La actividad de la banda ha sufrido altos y bajos en las últimas tres décadas desde que el 1 de julio de 1979 en León, ETA atentara en León y asesinara al brigada de la Guardia Civil Emeterio de la Fuente Aller. Cuatro años más tarde, el 18 de diciembre de 1983, la Comandancia de la Guardia Civil de Burgos sufrió un ataque, que fue cometido por una rama de ETA político militar que tenía que cometer varios atentados para poder ser admitida en ETA militar. Los terroristas colocaron entonces 12 kilos de goma-2 cerca de la sede del Instituto Armado, sin ocasionar daños personales, informa Ical en un reportaje.
ETA eligió también las instalaciones de la Comisaría de la Policía Nacional para atentar el 17 de agosto de 1990 con un coche bomba cargado con 60 kilos de amonal, provocando daños materiales evaluados en mil millones de pesetas (seis millones de euros) y causando heridas a 30 personas. Más trágico fue el año 1992 porque la Comunidad sufrió en dos ocasiones el ataque de la banda terrorista. El 3 de agosto, perpetró un atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Lerma mediante la colocación de dos mochilas cargadas con 25 kilogramos de amonal que fueron depositadas junto a la verja que rodea el edificio. La explosión provocó heridas de escasa consideración a una niña, aunque los daños materiales fueron importantes, tanto en la casa cuartel como en otras viviendas de las inmediaciones. Menos de un mes después, el 2 de septiembre, falleció en Salamanca el coronel del Ejército de Tierra Antonio Heredero Gil, como consecuencia de un artefacto colocado en su coche.
Asimismo, en 1995 Castilla y León también registró dos atentados terroristas en las provincias de Salamanca y León. El 10 de noviembre, la banda terrorista intentó una masacre en la capital charra al colocar una bomba lapa en los bajos del coche del capitán del Ejército de Tierra Juan José Aliste, que sufrió la amputación de las dos piernas. El otro ataque tuvo lugar el 22 de diciembre en la capital leonesa y se cobró la vida del comandante de Artillería Luciano Cortizo Alonso al explotar una bomba lapa adosada a su vehículo.
También doloroso para Castilla y León fue el secuestro del funcionario de prisiones burgalés José Antonio Ortega Lara, quien fue liberado el 1 de julio de 1997 por la Guardia Civil en un zulo bajo una nave de Mondragón (Guipúzcoa), tras permanecer secuestrado 532 días.
Con el cambio de siglo, la actividad de ETA continuó en la Comunidad. El 16 de julio de 2000, un coche bomba estacionado junto a la casa cuartel de Ágreda (Soria) explotó e hirió en la pierna a la esposa de un agente que regresaba a su vivienda y causó numerosos daños materiales. El vehículo contenía una carga de entre 25 y 30 kilos de material explosivo. En la mente de muchos castellanos y leoneses también permanece el 6 de diciembre de 2004, día en que se celebraba el 26 aniversario de la aprobación de Constitución española. La banda colocó bombas de baja potencia en las ciudades de Ávila, León y Valladolid, que explotaron sin causar ningún herido aunque sí provocaron importantes daños materiales y la conmoción de los ciudadanos.
Nueve meses después, el 24 de septiembre, ETA atentó con un coche bomba en el polígono industrial de Vicolozano (Ávila), aunque no se produjeron víctimas personales. El suceso tuvo lugar pasadas las 22 horas, media hora después de que un comunicante anónimo llamara al diario Gara anunciando la colocación de un artefacto en las inmediaciones del polígono.
Fin de la tregua
La tregua que se logró en 2007 hizo que el rastro de la banda terrorista en suelo castellano y leonés fuera menor, aunque, tras su fin la Comunidad sufrió la actividad del terrorismo etarra, con el asesinato en Capbreton (Francia) de dos jóvenes guardias civiles de El Tiemblo (Ávila) y Grulleros (León). También, en 2008 los terroristas acabaron con la vida en Santoña (Cantabria) del brigada del Ejército Luis Conde de la Cruz, natural de la localidad segoviana de Pinilla Ambroz.
A lo largo de 2009, Burgos volvió a sufrir un atentado. En la noche del 29 de julio hizo explosión una potente bomba, alojada en una furgoneta, en las inmediaciones de la casa cuartel de la Guardia Civil de Burgos. Causó 70 heridos leves e importantes daños materiales. Esta acción terrorista fue la segunda en apenas 24 horas que tiñó de luto a la provincia burgalesa ya que el 30 de julio asesinó en Calvià (Mallorca) al guardia civil burgalés Carlos Sáenz de Tejada García.
Pisos francos
ETA ha utilizado la Comunidad también como base de operaciones. El 6 de noviembre de 2001 la Policía encontró 40 kilos de explosivos y armas en un piso del barrio de Capuchinos de Salamanca. La localización se produjo tras la detención ese mismo día de dos miembros del ‘comando Madrid’, Aitor García Aliaga y Ana Belén Egues Gurruchaga. Seis meses después, tras la detención de otros etarras del comando Madrid, se supo que estos habían residido durante unos cuatro meses en Valladolid.
Castilla y León sufrió otro sobresalto el 17 de diciembre de 2002, cuando las Fuerzas de Seguridad hallaron en la calle Pizarro de Valladolid el turismo usado por el etarra Jesús María Etxeberría para huir después del asesinato de un guardia civil en Collado Villalba (Madrid). Fue detenido después en San Sebastián.
Los hechos ocurrieron a las 16 horas en las inmediaciones de una gasolinera situada en la Autovía del Noroeste (A-6), en Collado Villalba. Agentes de la Benemérita dieron el alto a un turismo y los ocupantes dispararon, causando la muerte a uno de ellos, Antonio Molina Martín, e hiriendo a su compañero. El etarra Gotzon Aramburu fue detenido al quedar herido y Etxeberría logró escapar en un turismo robado a punta de pistola y llegó a Valladolid. De allí viajó en taxi y en tren a San Sebastián, donde lo detuvieron.
Artefactos
En la ciudad de Burgos, el 24 de abril de 1991, fue desactivada una bomba lapa que había sido colocada bajo el coche particular de un capitán del Ejército. El vehículo se encontraba estacionado en las inmediaciones del Gobierno Militar cuando se localizó el artefacto formado por medio kilogramo de goma-2. También, en 2004, el 15 de agosto, la Guardia Civil destruyó una maleta y una mochila cargadas con explosivos en un descampado de Buezo, cerca de Briviesca, dejadas allí supuestamente por ETA.
Ese mismo año, el 24 diciembre, los técnicos especializados en la desactivación de explosivos (Tedax) intervinieron y desactivaron un paquete bomba con 15 kilos de explosivos en la estación de Renfe de Burgos. El artefacto con dos explosivos de 15 kilos cada uno fue embarcado en un tren Intercity que cubría la línea Irún-Madrid y cuyo destino era la estación madrileña de Chamartín.
Finalmente, ya en 2009 en la capital salmantina fue hallado en el depósito de la Policía Municipal un coche con un artefacto explosivo robado por ETA en Portugal el verano de 2008. El vehículo fue abandonado en agosto con un artefacto preparado para estallar y destruir el coche, pero no llegó a funcionar. Estuvo aparcado en la avenida de Salamanca, una calle que coincide con la trasera del Cuartel de Ingenieros General Arroquia.
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