El 2 de mayo de 1982 el Guardia Civil Pablo Fernández Rico prestaba servicio en el acuartelamiento de Ondarroa. Un individuo que caminaba por la acera, sacó una pistola y le disparó en tres ocasiones. El etarra huyó rápidamente y fue recogido en un vehículo por otros componentes de la banda. Este es el testimonio de su esposa, Mª Ángeles.
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