El 14 de febrero de 1979 es asesinado en Vitoria el teniente coronel del Ejército de Tierra SERGIO BORRAJO PALACÍN. Eran las 14:00 horas y Sergio entraba en el portal del edificio donde residía, en la calle Los Herrán. En ese momento, un pistolero de ETA le disparó a bocajarro por la espalda.
Algunos vecinos de Sergio contaron que una sola persona penetró en el portal del edificio. Poco después, entró en el mismo la víctima, tras despedirse de un compañero militar que lo había acompañado. Una vez que estuvo dentro, el pistolero le disparó un solo tiro en la nuca. El teniente coronel murió en el acto y quedó tendido sobre una escalinata que hay a la entrada del portal. La policía encontró en el lugar de los hechos un solo casquillo de munición Geco 9 milímetros parabellum.
La calle Los Herrán tiene habitualmente un tráfico intenso, que se incrementa a la hora en que ocurrió el atentado, lo que facilitó la huida del agresor que escapó corriendo a pie y posteriormente en un coche que le esperaba en la calle Esperanza.
La esposa del fallecido no se enteró de lo ocurrido hasta que la víctima fue trasladada al depósito de cadáveres, ya que el ruido del disparo y de los cristales sólo fue oído por los vecinos de las primeras plantas que, cuando bajaron al portal, se encontraron al teniente coronel tendido en las escalinatas. Unos vecinos llamaron a la Policía, y un coche patrulla recogió al militar y lo trasladó urgentemente al Hospital de Santiago, donde ingresó cadáver.
Como jefe provincial de los Mutilados de Guerra de Alava, Sergio Borrajo trabajaba en el Gobierno Militar, situado en la misma calle Los Herrán, a unos cuatrocientos metros de su domicilio. Todos los días hacía ese recorrido entre el trabajo y su domicilio, en el que empleaba unos cinco minutos.
La hija del militar asesinado, Carmen, y su prometido, llegaron al portal donde ocurrieron los hechos poco después del traslado del cadáver. Así cuenta su historia en Olvidados, el libro de Iñaki Arteta y Alfonso Galletero:
Cuando ya estábamos cerca del portal de casa vimos mucho revuelo. Se nos acercó una chica y nos dijo: ‘se han cargado a un militar’. El único militar que vivía por allí era mi padre.
La capilla ardiente quedó instalada a media tarde en el Hospital Militar de Vitoria. Numerosas personalidades hicieron acto de presencia en el mismo, como el capitán general de la VI Región, teniente general Sanjurjo, y el consejero de Interior del Consejo General del País Vasco, Txiki Benegas. Así lo cuenta Carmen Borrajo:
No sé cuánto tiempo pasé en la capilla ardiente frente al cadáver. No me puedo deshacer de la imagen de mi padre inerte con la marca del disparo en la frente.
El funeral se celebró al día siguiente, 15 de febrero, a las seis de la tarde, en la catedral de María Inmaculada, de Vitoria. El entierro tuvo lugar una hora y media antes, a las 16:30 horas, en el cementerio Santa Isabel.
A día de hoy sigue sin saberse quién asesinó a Sergio Borrajo. Su hija Carmen contaba en Olvidados:
El concepto de justicia para mí es que se detenga a quien ha asesinado, se le juzgue y que no se sea benevolente rebajándole las condenas. Pero también que se informe a las familias porque a nosotras nunca nos dijeron ni hemos sabido cómo va la causa. Nunca nos han informado de nada al respecto (…) La memoria es para nosotros que se nos tenga en cuenta, que se sepa que España ha pasado unos años terribles y que la historia hable de ETA, claro, pero sobre todo hable de la cantidad de gente que ha sido asesinada y ha sufrido por ETA.
Sergio Borrajo Palacín tenía 68 años, era teniente coronel de Infantería, en la escala B, y jefe provincial de Mutilados de Guerra de Alava. Él mismo había sido herido durante la Guerra Civil. Estaba casado y tenía una hija de 21 años, Carmen. Había nacido en la localidad de San Joaquín, en Guatemala, en una familia de emigrantes gallegos. Más tarde, cuando tenía ocho años, regresó a Galicia con sus padres. Posteriormente vivió en Madrid en el ejercicio de su carrera militar. En el momento de su asesinato llevaba en Vitoria diecisiete años.
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